viernes, 26 de abril de 2013

CRÍTICA por Meche Martinez




Miembro el jurado

Posted by Meche Martinez on 25 abril, 2013 in http://www.mechemartinez.com.ar/blog/2013/04/miembro-el-jurado/ 

Miembro_jurado_900-600x450Si una obra te deja paralizada en tu butaca, con la mirada desenfocada y la boca abierta, puede que hayas visto una gran obra teatral o hayas presenciado “Miembro del jurado” en el Teatro Cervantes.
Roberto Perinelli plantea una situación simple, pequeña y bella pese a la temática, y al tomar la posta la creativa Corina Fiorillo, cada palabra cobra un sentido fundamental, que obliga a la atención y a hacer hincapié en la intención de cada marcación que esta directora genial se encargó de plasmar para no solo lograr el sentido de la historia, sino que te capture el alma.
Para ello contó con la música exacta del compositor Rony Keselman, que tiene el talento para comprender el corazón de  las palabras y en este caso, la intencionalidad de su directora.
El capital humano puesto en escena, hizo que Ernesto Claudio provoque la movilización continua. La empatía que logró Roberto Vallejo encantó a la platea. En tanto, Silvina Bosco (Ester) aparece tímida y tranquila, hasta que profunda e intensamente gana la mejor actuación de su carrera, dejando sin aire al público y conmoviendo hasta las lágrimas. Al “Miembro del Jurado” recomiendo descubrirlo en el Teatro Cervantes en esta temporada 2013. ¡Para ver más de una vez! (Meche Martínez)

Libertad 815 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4816-4224 Web: http://www.teatrocervantes.gov.ar
Domingo – 18:30 hs  Viernes y Sábado – 19:00 hs

OPINIÓN sobre MIEMBRO DEL JURADO por Ignacio Apolo



Sobre Miembro del Jurado, de Roberto Perinelli



El sábado fui a ver MIEMBRO DEL JURADO, de Roberto Perinelli, al Teatro Nacional Cervantes (Libertad 815, 4816 4224, 4815 8883 al 6, int 121). Funciones vie y sáb 19 hs, dom 18.30

Homo sapiens crudelis
Hacia el final de un capítulo de la bellísima serie documental sobre el planeta tierra
de la BBC, narrada por la amable y maravillada voz de David Attenborough, se muestra un numeroso grupo de chimpancés en la selva de Uganda yendo al combate contra otros de su misma especie por una disputa territorial. El grupo más numeroso, protagonista de la secuencia, rodea sigiloso a los invasores, que están demasiado concentrados en comer los higos de las copas de los árboles como para advertir el peligro. El ataque es feroz; los simpáticos chimpancés se tornan bestias feroces, capaces de destrozar rivales a golpes, zarpazos, tirones y mordeduras. La secuencia alude a una hembra que esquiva a último momento a varios atacantes y salva su vida de milagro. Y luego refiere el desdichado destino de un ejemplar más joven, que no pudo escapar. La imagen es familiar: cuatro o cinco chimpancés rodean a la víctima caída. Hasta ahí, el mundo animal. Incluso la animalidad humana contrastada: la imagen se parece demasiado a un grupo de barrabravas pateando y liquidando a un “enemigo territorial” en disturbios de tribuna. Pero hay un epílogo. Una vez restituido el silencio y  la calma, la cámara enfoca a uno de los chimpancés muy tranquilo masticando el ensangrentado omóplato de la víctima, quitándole el cuero y mordisqueando la carne, mientras otros hunden sus dedos en un pedazo de cráneo que aún tiene rostro. A espaldas del protagonista, en una soleada, bellísima rama de la copa de la selva, un compañero toca su brazo y le extiende su mano. El comensal lo mira como a un viejo amigo, chupa un pedacito más de chimpancé asesinado, y comparte el plato.

A pesar de las recientes discusiones sobre porcentajes -si es el 95%, si es el 97% de material genético compartido entre nosotros y ellos-, está claro que el chimpancé es nuestro pariente más cercano. El documental dice: “las disputas, incluso a muerte, por territorio son frecuentes y vitales en el mundo animal. No obstante, la ciencia aún no puede explicar por qué estos monos se comen a los caídos”.

Es probable que esa conducta animal inexplicable ya sea humana. “Miembro del jurado”, como antesala y ritual de violencia, explora esa zona desgarradoramente humana donde sólo nos queda, como refugio de nuestro propio horror, el grito y la oscuridad.  

Síntesis argumental
Simón, ex convicto recientemente liberado, espera en una oscura cerrajería de barrio el llamado de un desconocido “jefe” que le ofrecerá un trabajo. Mejía, dueño del taller y único contacto con el jefe, lo acompaña. La tensión va creciendo, solo atenuada por la música de las comparsas de carnaval que suben desde la calle. Pero quien llega a la cita no es quien el convicto esperaba.

Dinámicas de la dupla
“Miembro del jurado” es una complejo dramático compuesto por tres partes bien diferenciadas. Una primera, estructurada en lo que describiré como “dinámicas de la dupla”, con los personajes de Mejía y Simón en escena; una segunda, con el ingreso de Ester a escena, pero con un monólogo recortado de la interacción, y una parte de final, donde Ester se incorpora a la dupla, aún con la tensión de la forma monólogo, e interactúa y ejecuta la antesala de su ritual.

La primera parte es la más extensa y, a su modo, la más clásica en sus procedimientos; es la que más abreva en modelos dramáticos del manejo de la dupla. Presenta a los personajes y su locación, y enseguida los “encierra”: no podemos salir, porque está por llamar el jefe. Esa primera estructura, de tradición insigne, permite a su vez aludir al “jefe” misterioso, jugar con su identidad, incluso con la ambigüedad de su existencia. También permite la reposición de la “pre-historia”, es decir, de las circunstancias y la acción anteriores a la llegada de los personajes a escena; estructura que mantiene, además, una unidad de tiempo: un tiempo real, que hace coincidir el tiempo de la acción con el tiempo cronológico de la platea.

La dinámica de la dupla encerrada (no importa que sea “a puertas cerradas”, de alguna manera Vladimiro y Estragón, en medio de un campo, bajo un árbol, también están encerrados por la espera), permite ejecutar, además, rituales -hacer juegos, bailar, “matar” el tiempo, en un sentido metafórico y lúdico-. Permiten, a su vez, incentivar las distintas hipótesis sobre quiénes son, qué hacen allí, y qué se predisponen a hacer los personajes en escena. Y sobre todas las cosas, y esto el dramaturgo lo sabe muy bien, permiten poner en juego lo obligatorio de toda dupla escénica: el juego de poder, la disputa de quién domina, con su conocimiento, con su fuerza física, con su potencial de presión, al otro. Y a través de esa lucha, la escena termina reconstruyendo lo extra escénico, en tanto espacio (qué hay más allá) y en tanto tiempo (qué sucedió y qué esperamos entonces que suceda).


Dinámicas del monólogo
La segunda parte suspende esta dinámica. Mueve, con la incorporación de un procedimiento de otra estirpe, la dinámica de la causalidad escénica y del tiempo real (esto es: que todo lo dicho y hecho en escena tiene consecuencias dinámicas en escena, en tiempo natural). La notable Silvina Bosco, instrumento extraordinario para estos fines, acentúa el cambio, de la mano de la iluminación y de su ubicación en la puesta: en primer plano, con luz propia, de cara al público, Silvina ejecuta su primer monólogo. Esta segunda parte suspende la continuidad de la acción en su tiempo “corrido” y se detiene en la interioridad del nuevo personaje, explora la expresión de un mundo interior, siempre complejo, a través de la palabra y el cuerpo de la actriz. A su modo, también, la escena adquiere súbitamente un carácter tan lírico (tiene, incluso, música no incidental) que modifica la base de sustentación de lo puesto: ahora son dos expresiones, de distinto tenor, en pugna por la significación. El monólogo es interior y es a público. Es dolorosísimo, y hace del cuerpo y la expresividad  de la actriz un instrumento de una nueva verdad. Cambia la obra, cambia su eje, opera como una nueva obra dentro de la obra: el tema es el mismo, el tratamiento se corre, colisiona, quizás comenta. .

Dinámicas del trío
Pese a su brevedad, esta segunda parte es muy, muy intensa. En a última, el tiempo de la acción vuelve al tiempo sucesivo de los acontecimientos como causa efecto. Ester se reincorpora a la situación original. Finalmente, hay tres personajes en escena. La palabra retorna a Simón, Mejía organiza la situación y Ester calla. Es el momento de reponer, en forma de relato, el primer acto de violencia horrorosa. El relato es un crudo monólogo que busca auto exculparse de lo que repone -misión imposible en el teatro, puesto que lo evocado se torna realidad escénica. Y su realidad escénica tiene consecuencias: el acto ritual de violencia final.

Murgas
La extraescena (lo que está más allá de la ventana y de la escalera), se representa mediante la alusión -los personaje hablan de lo que está pasando afuera- y mediante la incorporación del sonido. El acento, el gusto, la contigüidad real del público actual con las comparsas de los barrios, en estas tres décadas y media transcurridas entre el primer estreno de “Miembro del jurado” y el Buenos Aires vaciado de carnavales (tristemente repuestos a fuerza de decretos sin contenido), no deja de hacerse notar a mis ojos y mis oídos. Pienso qué vivencias profundas despertaría el bombo de una comparsa en aquel teatro Payró del 79 -hacía sólo tres años la dictadura lo había prohibido-, y qué signos análogos podrían acercar a nuevas generaciones a aquel campo interesantísimo de sentidos asociados.



viernes, 19 de abril de 2013

Ernesto Claudio - Nota en La Nación -



Viernes 19 de abril de 2013 | Publicado en edición impresa
Ernesto Claudio
El placentero camino del teatro
Estrena Miembro del jurado, dirigido por Corina Fiorillo



 Ernesto Claudio es uno de los protagonistas de la nueva propuesta del Cervantes


Tiene treinta años de carrera o de "camino", como prefiere llamarlo, y una continuidad de trabajo notable entre el teatro y la televisión. Ernesto Claudio pasa de un proyecto a otro, destacándose siempre y manteniendo un marcado bajo perfil. La temporada pasada participó del elenco de Las descentradas , de Salvadora Medina Onrubia, y luego, junto a Martha Bianchi, recreó El amante , de Harold Pinter.
Ahora, inicia el año protagonizando, en el Teatro Nacional Cervantes, Miembro del jurado , un texto de Roberto Perinelli, creado en 1979. Allí comparte el elenco con Silvina Bosco y Roberto Vallejos. La dirección es de Corina Fiorillo, creadora que, con anterioridad, ha montado de dos obras de Perinelli: Desdichado deleite del destino Un hombre amable entró a orinar .
"Hacer una pieza de Roberto me da mucha emoción -cuenta el actor. Este es un policial con varias vueltas de rosca que hacen que la situación se haga cada vez más complicada. El personaje es muy atractivo. Al comienzo no tenía la más mínima idea por dónde encararlo y, cuando un texto se me presenta así, me gusta. Más que vivirlo como un desafío, trato de confiar en el proceso que uno va a realizar. Me agrada ver cómo actuar a contrapelo de lo que el texto dice. Con los compañeros hicimos un proceso realmente bárbaro."
Si bien esta es la primera vez que el intérprete trabaja con Corina Fiorillo; con Silvina Bosco y Roberto Vallejos son viejos conocidos, compartieron otros espectáculos y Claudio dice que, con ellos, "voy como en barco".
Miembro del jurado muestra la relación entre un ex convicto, recién salido de la cárcel y un hombre que le ofrece inesperadamente un trabajo. La desconfianza, primero, y la necesidad, después, harán que el hombre acepte trasladarse hasta un taller de cerrajería. La aparición de una prostituta dará un giro intenso a la historia.
"Lo que tengo que actuar a partir de Mejía, mi personaje - explica Ernesto Claudio, es un doble juego. Soy amable y perverso a la vez, y ese matiz me resulta muy inquietante. Y esto lo hemos profundizado mucho en el trabajo con Corina. Ella es una directora muy interesante porque, aunque tiene muy claro por dónde quiere ir, verdaderamente escucha al actor y sabe reacomodarse, según esas necesidades que aparecen durante el proceso de trabajo."
Ernesto Claudio es casi abogado, pero nunca decidió terminar su carrera. A la par que estudiaba leyes tomaba clases con Agustín Alezzo y el teatro ganó la partida a la hora de la definición profesional.
"En realidad me daba mucho pánico actuar. Con los años eso fue desapareciendo, pero te podría decir que no demasiado. Lo que pasa es que esta es una actividad muy placentera. Recuerdo que en una oportunidad, haciendo un curso con Hedy Crilla, ella me dice: «Viste Ernesto, qué cosa curiosa, uno quiere hacerle creer a diez, veinte, cien personas, que es otro durante una hora y media». Lo decía con una simpleza inmensa y es cierto. Yo disfruto mucho actuar. Y cuando tenés la fortuna de hacer una pausa en el escenario y sentir que el público respira, ese placer es inigualable."ß Carlos Pacheco
Miembro del jurado
De Roberto Perinelli
En el Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815.
Viernes y sábados, a las 19; y domingos, a las 18.30.


jueves, 18 de abril de 2013

Ayer primer ensayo general con público - Fotos: Fabián Pol



Ayer tuvimos nuestro primer ensayo general con público, la empezamos a compartir como uno le dice a la cosa...

Estamos felices, nada pudo haber salido mejor -

Hoy es un día medio a las corridas pero no quería dejar de mostrarles algunas imágenes de ayer, que nos regaló la cámara de Fabián Pol - GRACIAS!!!!!

Voy solo con algunas...

No saben todo el material que tengo!!!!!!!!!!!!!!!

Mañana escribiré más tranquila, mañana seguramente soltaré un poco el alma,agradeceré, les contaré más detenidamente... Pero nada de todo eso me gusta que sea a las apuradas. Así que lo dejo para mañana

Hoy solo les regalo algunas imágenes. Que se las disfruten!!!











Nota antes de nuestro estreno en CLARÍN






TEATRO
De los números a escena
Como directora, mañana estrena en el Cervantes “Miembro del jurado”, obra de Roberto Perinelli. Y cuenta cómo llegó al teatro.
18.04.2013 | Por Juan José Santillán
Miembro del jurado, que debuta mañana en el Cervantes, es la tercera obra de Roberto Perinelli que dirige Corina Fiorillo. Formada como pianista en el Conservatorio Nacional y con un pasado universitario ligado al estudio de la física, Fiorillo dio un vuelco en su vida cuando asistió a los cursos de actuación y dirección dictados por Carlos Ianni en el CELCIT. “Vengo de una familia de artistas y el que no hacía arte en mi casa estaba mal visto -rememora Fiorillo-. Pero en mi caso se me dio por la ciencia, casi como un acto de rebeldía. Sin embargo, hice el conservatorio y empecé con el teatro lúdicamente. Me encantó verme en la situación de dirigir, lo probé en las muestras que hice en el CELCIT, y es algo que no cambio por nada.” La directora asume que mantiene una intensa relación con las matemáticas en cada una de sus puestas “porque para mí son un arte y me sirven como una herramienta, por ejemplo, en la compresión de un texto. También el pensamiento matemático me ayuda, en un período de ensayos, a no ser ansiosa con los resultados, ya que me sostienen en la espera de una verdad.” A priori, Miembro del jurado dialogaría de modo inmejorable con esta base racional de Fiorillo, ya que el texto de Perinelli se presenta como un policial. Desde lo narrativo nos sitúa en el devenir de un ex convicto, encerrado por violación, quien trata de rehacer su actividad delictiva y se encuentra con un hombre que será el enlace hacia un próximo “trabajo”. En la espera por instrucciones, comienzan los festejos de carnaval y el ex preso contrata a una mujer que detonará una secuencia de sucesos inesperados. Los intérpretes de este trío de personajes son Ernesto Claudio, Silvina Bosco y Roberto Vallejos. “La obra fue escrita en 1979 y le pregunté al autor qué lo llevó a escribir ese texto y me contó que fue el nacimiento de Verónica, su única hija. Perinelli de ese modo reflejó el hecho de convertirse en padre durante el Proceso.” Cuenta la directora que reincide desde la dirección en los textos de Perinelli “porque construye universos pequeños, cercanos al público: el espectador puede ser cualquiera de sus personajes. Me atrae lo no grandilocuente de sus textos y el humor, aspectos que siempre me llevan a un desarrollo musical en mis puestas. En ese sentido,Miembro del jurado es una obra que, además, abre interrogantes sobre hacia dónde nos conduce la falta de justicia. Un tema vigente en la Argentina actual”.

martes, 16 de abril de 2013

Soltar para transformar



Hoy es un día especial. A la tardecita noche, tendremos nuestro último ensayo en soledad, nos encontraremos en la sala , sin técnicos, como siempre y con nuestras cotidianas, nuestras charlas del día, nuestros decires.. por última vez. Luego vendrán las funciones, los encuentros previos y posteriores, pero eso es luego, luego.. Hoy cerramos algo.


Es de esos días en que uno gira la cabeza y todo parece cercano, o no, o mismo todo parece como si hubiera estado ahí siempre . Es de esos días en que uno debe soltar, para transformar.

Pareciera ayer cuando en la misma sala nos encontramos y les fui contando como "INTUÍA"  el camino a recorrer.
Pareciera ayer cuando en las mismas sillas donde ustedes estarán sentados en breve  ..... nos sentamos nosotros a imaginar el espacio que hoy nos rodea.
Nos mirábamos, nos intuíamos, nos estudiábamos, y nos surgía un entusiasmo que ya presagiaba algo bueno..   ...



La magia de la construcción creación o como lo quieran llamar, ha hecho de nosotros una obra, - La magia de laburar con placer ha hecho de nosotros memoria en cada uno, huella, café, mate, noche, regresos...







Hoy es una suerte de cierre y una suerte de apertura. Hay sol. Espero con ansiedad esta pequeña despedida de nuestras ceremonias diarias, de nuestros chistes, de nuestros buscares (existe ?) ; para dar inicio a lo que se viene..


Adoro parir, los que me conocen saben que disfruto enormemente de los estrenos, de ver las reacciones, de empezar a conocer "realmente" aquello que fuimos forjando de a poco.

Pero es inevitable la nostalgia al cerrar algo.

Lindo. Deseable . Agradecido para mi, muy agradecido por mi .

Esta fotos que comparto hoy son las primeras de todos nosotros en la sala.... Día de echar un poco la mirada hacia atrás.